— No hay peor ciego que el que no quiere ver —

lunes, 26 de abril de 2010

Delirio tremendo, ficción literaria, secretos que fueron plegaria, espejo maldito que al fin duplicó toda su vida, andando en las calles ajenas de hombres que al fin le dan pena, campanas en la noche, ruidos de malancolia de esperar, que esperan que ella vuelva y le diga "acá estoy mi amor, no existe el olvido".

nosequepuselaescribícomolaescuchénomerompanlaspelotas
loca pero feliz

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